...Quizá deba
escuchar a Rafa, vivir, divertirme, hacer las cosas sin pensar demasiado. Dejo
el móvil en la mesita de noche y antes de que pueda dormirme la pantalla se
ilumina.
“Yo inventé ese método. Me da miedo pensar
qué perversidad pudo hacerte Rafa”
Sonrío
porque pienso que está celoso. Él mejor que nadie conoce a su primo y sabe que
no se anda con tonterías cuando de mujeres se trata. No sé si ponerlo más
celoso o tranquilizarlo. ¿Qué pensará de mí en ambos casos? ¡Ay Cris, para!
“No sabes lo retorcido que puede llegar a ser
Rafa”
Repito las
palabras que él me dijo cuando estábamos en la pista de baile. Sonrío por mi
ingenio y por mi memoria flash back.
Intento
esperar que responda pero el sueño me vence y entro de lleno en el mundo de
Morfeo.
Capítulo
cuatro. El sueño.
Me despierto
sobresaltada en mitad de la noche, la mayoría de las noches tengo el mismo
sueño...
Alberto y yo hemos empezado a vivir
juntos, ambos trabajamos en el mismo hospital y hemos decidido que lo más
económico para los dos es compartir piso. Al principio no me pareció buena idea
porque tan solo llevamos un año saliendo juntos, aunque lo conozco de dos años
más, pero acepté.
Siempre pensé que Alberto sería el
hombre de mi vida, el que paliaría el abandono de mi padre. Siempre me trataba
muy bien y me sentía querida porque no se fijó solo en mi culo y mis piernas,
entró dentro de mi cabeza y se preocupó por ayudarme en la lucha contra mis
fantasmas.
Antes de Alberto estuve con
Pablo, un chico que sólo buscaba pasar un buen rato entre semana, no lo dejó
muy claro y yo acabé pensando que éramos novios, finalmente cuando empecé a
ejercer demasiada presión sobre él me dejó bien claro que yo no era su novia.
Casi cuatro meses de relación; fue un típico caso en el que yo misma quiero
engañarme para que no parezca sucio, supongo que yo tampoco quería a Pablo y
que nunca me sentí querida por él.
Alberto estuvo apoyándome cuando me
enteré que Pablo estaba saliendo con otra chica de la carrera. Una cosa es que
no lo quiera y otra que no sienta celos de algo que fue mío.
El caso es que Alberto había
conseguido que me sintiese mejor. Alquilamos un piso de una habitación cerca
del hospital. Era muy luminoso y daba a un parque en el que yo fantaseaba con
pasear a nuestros hijos.
Mi concepto de orden de vida y el
trabajo me impidieron darme cuenta de que los meses que llevábamos viviendo
juntos y viéndonos a todas horas en el trabajo estaban rompiendo nuestra
relación. Cada vez Alberto estaba más distante, ya no era tan atento, pero yo
no me daba cuenta, no QUERÍA darme cuenta porque era más fácil pensar que ya
había encontrado mi felicidad y que era esa. Mi felicidad verdadera y absoluta,
que nada podría acabar con aquello, que solo sería una mala racha.
Alberto parecía que tampoco se
atrevía a dar el paso, que se había acomodado también a la situación. Hacíamos
el amor una o dos veces por semana, nos prometíamos que nunca nos
abandonaríamos y nos decíamos te quiero antes de dormir. Inerciales te quieros
vacíos. Inerciales días que no contarían para ninguno de los dos.
El día amanece lluvioso, yo tengo el
día libre y estoy asomada a la ventana de nuestra habitación, esperando que Alberto
llegue del trabajo para que hagamos algo juntos. El cielo está completamente negro
y de vez en cuando se ilumina por un relámpago al que precede un estruendo; no
me gusta la lluvia y menos los truenos, sobre todo cuando estoy sola. No tarda
en acercarse un coche rojo a la altura de nuestro portal. Está parado un rato
hasta que la puerta del copiloto se abre. Alberto baja del coche, sin paraguas,
su melena oscura se está mojando. No consigo ver quién conduce el coche. Cuando
Alberto se pierde en el portal, la ventanilla del copiloto se baja y escucho
una voz femenina.
-
¡Alberto! – Lo llama acercándose a la
puerta del copiloto.
Puedo ver su melena rubia, pero no su
rostro. También veo su escote, que hasta desde un segundo piso se divisa que
son operadas. Alberto vuelve a aparecer y se acerca a la puerta del coche. No
para de llover, pero no le importa mojarse. Se agacha y se besan. Aquel beso
dura horas. Me quedo petrificada, no puedo moverme. Su boca y la de mi Alberto
juntas. Pienso que debe haber algún motivo, alguna explicación, que no puede
estar pasando aquello delante de mis narices.
Yo sigo viéndolos desde la ventana,
sus labios siguen pegados y entonces la puerta de nuestro piso se abre. Me giro
y entra Alberto, coge una maleta, es la misma maleta que mi padre usó para
llevarse su ropa. La coloca sobre la cama y comienza a llenarla de ropa.
-
¡¿Qué pasa mi amor?! – Me acerco
hacia él, no voy a enfadarme sin que me haya dado primero su versión. Él no me
responde, eso me enfada. Es como si no me viese - ¿Quién era esa chica? ¿Por qué, Alberto? ¿Dónde
vas? – Intento zarandearlo pero no consigo llegar a tocarlo. Su piel se escurre
entre mis dedos. Estoy desesperada, aterrorizada. Me siento más frágil que
nunca.
Su móvil comienza a sonar.
-
Voy cielo, dame dos minutos. –
Recuerdo cuando me hablaba así, hace meses que no escucho esa ternura en sus
palabras.
Me dirijo hacia la ventana donde aún
está parado ese coche rojo. Ese coche rojo que me arrebatará mi final feliz.
-
Alberto, no serás capaz de irte. Me
prometiste que no me dejarías jamás, podemos solucionarlo cariño. – Intento
encontrar su rostro y cuando consigo que me mire, no es la cara de Alberto la
que veo. Unos redondos ojos color miel me miran apenados. Lleva una barba
descuidada y pelo oscuro corto. Es mi padre. Me mira un instante, cierra su
maleta y se va.
Intento correr tras él, pero no
puedo. Mis piernas parecen estar ancladas al suelo. Grito y lloro sin parar
mientras veo como sale por la puerta sin mirar hacia atrás. Escucho el motor
del coche encenderse y mis piernas me permiten acercarme a la ventana donde ya
no es el coche rojo el que se aleja, es el coche de mi padre. Grito fuerte,
pero nadie me escucha.
Estoy
sudando, siempre se repite, siempre es igual. Son los rescoldos que han quedado
de mi relación con Alberto, nunca vi como se iba, como recogía sus cosas, solo
una llamada en la que decía que nunca seríamos lo que queríamos ser y que había
conocido a alguien, solo una llamada y después un piso vacío del que tuve que
marcharme porque los recuerdos me atormentaban.
Tras esa
llamada me sentí rota, engañada, sola...
Me sentí humillada y más frágil de lo que me sentía a su lado. Había
abierto mi corazón y mi mente a una persona que me abandonó al encontrar a otra
más alta y más guapa que yo. Ese pensamiento me había hecho odiar a los
hombres, prometerme a mi misma que jamás me volvería a enamorar, pero esa
promesa se iba desvaneciendo a medida que transcurrían los días y me olvidaba
de lo mal que estaba. No podía permitir que Alberto destrozase mi sueño de sentirme
querida verdaderamente, mi final feliz.
Despertarme
así en mitad de la noche me hacía recordar que no había superado a Alberto,
incluso que no había superado lo de mi padre. El abandono me superaba cada
noche. Era desagradable porque sentía todas las sensaciones que había sentido
cuando Alberto me dejó y cuando mi padre se fue juntas, más intensas.
Me levanto
para ir al baño y secarme el sudor. Al volver a la habitación miro el móvil
para ver la hora, las 6:24 am, en apenas una hora sonará mi alarma para ir a
trabajar. Hay un mensaje de Alex.
“Eso si lo sé, lo que no sé es lo retorcida
que puedes llegar a ser tú”
Consigue
sacarme una sonrisa. Aún tengo la respiración acelerada. Le respondo.
“Te aseguro que mucho más que él.”
He perdido
el hilo de la conversación, no sé de que estamos hablando pero denota tonteo y
por lo menos me entretiene y hace que deje de pensar en cosas negativas. Eso es
bueno. Quizá él sea bueno. Sí, soy de esas personas que se ilusionan con
cualquier tontería. Cuidado Cris. Coloco el móvil de nuevo en la mesita de
noche. Doy varias vueltas en la cama, sé que no voy a volver a dormirme porque pronto
tendré que despertarme. La pantalla de mi móvil se ilumina. Es Alex. ¿Qué hará
despierto tan temprano? Quizá aun no se haya dormido. ¿Habrá salido?.
“¿Insomnio? O ¿estás realizando
alguna práctica retorcida?”
“Más bien lo primero. ¿Eres vampiro y
no duermes?”
“Trabajo, tengo un caso complicado a
las diez. Pero a las dos estoy libre, te invito a comer.”
No se anda
con rodeos, ¿Qué hago?
“Trabajo hasta las siete, quizá en otra
ocasión.”
“En algún momento tendrás que comer
¿no?”
Me ha
pillado.
“ He pensado que el puré de espinacas
del hospital no será de tu agrado.”
“Me basta con la compañía. Te veo a
las dos.”
“Hasta entonces.”
Tengo que
aceptar que estoy nerviosa. Apenas lo conozco, no sé de qué hablaremos ni como
actuaremos sin alcohol de por medio. También estoy ilusionada, es algo que
siempre me pasa, me olvido del odio que me he impuesto sentir hacia los hombres... Al fin y al cabo necesito agarrar fuerte mi tabla. Voy a divertirme sin dar
mucho de mí, sí, eso haré...
Me está encantando la historia. Me tienes completamente enganchada. Espero que algún día de la publiquen. ¡Que llegue ya mañana, que quiero saber qué pasa! Ah... Y no sé por qué, pero me mola más Rafa...
ResponderEliminarMe alegro de que te guste:)
EliminarGracias por leerme guapa!
es que Rafaa... aaaiiiii Rafa :P
Un beso!
Me está encantando la historia. Me tienes completamente enganchada. Espero que algún día de la publiquen. ¡Que llegue ya mañana, que quiero saber qué pasa! Ah... Y no sé por qué, pero me mola más Rafa...
ResponderEliminarAhhh por fin aparece Alex, a ver que tal, antes estaba totalmente enamorada de su personaje, pero apareció Rafa y tengo el corazón dividido...malvadaaaa ¿por qué me haces esto? jajajaja ... Y ahora en serio Odio a Alberto y mucho, ahora lo que falta es que aparezca arrepentido...
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi blog guapa, me alegra que te haya gustado mi post recomendando tu historia!
Un besito
jajajaja es que con estos dos hombres es para dividirse :P:P
EliminarEspero que a tus seguidores les guste tanto como a ti :)
Un besoo!
Yo estoy segura de que les encantará! Y no es para menos ^^
EliminarUn besazo
Aiiiiiiiinnnsss me esta encantando tu historia!!! Empecé a leérmela ayer y, claro, me devore todos los capítulos del tirón y no quería acabarlos, porque sabía que moriría de ganas por seguir leyendo más...
ResponderEliminarMe encanta como escribes, me encanta Cris y, creo que Alex más que Rafa, pero... No se, no se...
Me quedo con muchas ganas de seguir descubriendo como sigue la historia...
Gracias! Qué ilusión que te guste:):) pues espero tenerte por aquí más días y que te siga gustando igual o mas! Y ya me dirás finalmente quien te gusta mas si alex o Rafa :P
EliminarUn beso guapa!
Con el corazón dividido entre Rafa y Alex esperaré a saber quien la caga antes jajaja
ResponderEliminarP.d. Danos massss!!! Enganchadisima es poco!!
Jajajjaj tarde o temprano todos las cagan! Que sabia! :P
EliminarMañana te doy mas:)
Un besazo!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHe dejado el libro que tengo entre manos abandona por tu historia, jajaja que enganche, voy a por el dia 18
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