6.23.2015

Veintitrésdejunio

...Hablo con Alex sobre nuestros respectivos días hasta que la conversación adquiere un tono más meloso.

-          No he parado de pensar en ti desde la boda – Confiesa Alex recorriendo uno de mis mechones de pelo.

-          ¿Esa es la frase que usas con todas? – Lo miro insinuante.

-          Sólo con enfermeras llamadas Cristinas y de pelo suave – Sus dedos siguen entre mi pelo.

-          Pareja, me voy – Anuncia Rafa que se acerca a nosotros.

-          Es pronto – Dice Alex mientras Rafa le da varias palmadas en el hombro.

-          Sí, pero mañana tengo que levantarme temprano para jugar al pádel – Explica. – Cris, me alegro de volver a verte  - Me da un beso en la cara y antes de girarse me guiña un ojo cómplice.

-          Adiós Rafa – Me despido levantando la mano. Son las dos menos cuarto y Richi ha parado de cantar. El local está más vacío que antes pero aún hay gente.

Tras ver como Rafa se ha marchado Alex y yo hemos seguido bebiendo chupitos de tequila (con limón y sal, siempre) y cerveza. Ambos comenzamos a estar algo achispados. Mafioso y siniestro se han ido también hace varios minutos.

Alex me ha llevado a conocer a Richi que habla con sus fans de la primera fila mientras toma una cerveza. No es que sea súper guapo, es que lo de cantar y tocar la guitarra es algo que a las chicas nos vuelve locas; y ahí estamos sus tres fans y yo como tontas escuchándolo hablar sobre una canción que ha compuesto. Alex está a uno de los lados de Richi con una cerveza en la mano y me mira desde ahí sin prestar ningún tipo de atención a lo que el cantante cuenta. Tras anunciarnos que el sábado volverá a cantar allí y elogiarle su bonita voz varias veces Alex no ha podido resistirlo más y se ha acercado a mí para susurrarme algo en el oído.

-          Vivo cerca, ¿te apetece venir? – ¿Realmente me apetece?. Intento pensar que diría Amanda, Silvia o Sindy y solo puedo verlas diciéndome << TRES DES >> Dios Del Destino. No puedo negarme a un tres des, me matarían, comprenderme.

-          ¿Tienes tequila? – Pregunto en señal de aceptación. Él se ríe.

-          Algo habrá.

Alex y yo nos hemos despedido de Richi y me ha hecho prometerle que el sábado iré a verlo cantar. Alex lo ha criticado entre risas al salir del pub, pero a mí no me engaña, se ha puesto algo celoso.

Caminamos por las calles del centro, mis nervios han desaparecido completamente, el poder del alcohol. Alex está guapísimo y eso si que no es el poder del alcohol. Nos hemos parado en varias esquinas a besarnos como dos adolescentes.

Mientras nuestras lenguas se entrelazan en su portal, la mano de Alex se desliza por el borde de mi vaquero. Siento un continuo aleteo en mi estómago, no sé si será el alcohol o que este chico me gusta mucho. Mis ganas de subir a su piso aumentan cada vez que sus labios recorren mi cuello para terminar en mi oreja.

-          Qué bien hueles – Me susurra.

Jadeo, su mano se dispone a entrar en mi pantalón.

-          Subamos – Le digo casi en una súplica mientras aparto lentamente su mano.

Sentir la voracidad de sus besos es algo que me excita. Apenas puedo observar su piso pero no es muy grande. Me lleva directa al dormitorio entre besos y nos dejamos caer sobre su cama. Alex alarga uno de sus brazos para encender una lámpara de mimbre que hay sobre la mesita de noche. Su habitación me recuerda a la mía: es pequeña y con la cama de matrimonio parece más pequeña aún. Cada mueble es de un color distinto al otro, la mesita de noche es roja, el armario negro, frente la cama hay una cómoda de madera sobre la que hay fotografías de los que supongo serán sus familiares y amigos.

Nuestras respiraciones se aceleran cada vez más, me saca bruscamente la camisa a medio desabotonar, yo comienzo a desabrocharle la suya. No paramos de besarnos, su labio atrapa el mío mientras sus oscuros y lujuriosos ojos se clavan en los míos. Pienso que debería sentir algo de pudor, pero no es pudor exactamente lo que siento. Alex no aguanta más y se quita los pantalones, su cuerpo a la tenue luz es majestuoso, lo que más me gusta son sus marcados oblicuos. Me quito los míos lentamente. Su cuerpo encima de mi cuerpo, tan solo tapado por mi sujetador de encaje negro y mis braguitas a juego.

-          Me muero de ganas – Un hilo de voz sale de su garganta mientras me recorre con sus labios. Me desabrocha con una sola mano el sujetador y mi espalda se encorva al compás de un suspiro. Se deshace de mi sujetador y me agarra la cara. - ¿Tu también Cris? – Su mano recorre mi abdomen hasta pararse en mi vientre donde la deja estática. Me mira esperando una respuesta. Asiento con la cabeza incapaz de articular palabra. Aleja su mano dibujando una sonrisa malvada y la lleva hasta mi boca. – Háblame.

Su sensual voz me está derritiendo, necesito sentirlo más cerca. Nunca había sentido tanto deseo en un beso o en una caricia, con él afloraban mis instintos más salvajes. Una Cris que conocía poco, una Cris con la que no sabía lidiar del todo.

-          Sigue – Agarro su mano y la introduzco dentro de mis braguitas, él se muerde el labio, mientras observa el placer en mi rostro tras cada caricia. – Me encanta.

Se quita sus calzoncillos y sin más espera se introduce dentro de mí. Nos mordemos, nos besamos, nos tocamos, nos desesperamos. Todo es muy acelerado, como si ambos tuviésemos prisa; no nos detenemos a disfrutar de cada caricia, de cada mordisco, no, todo va a cámara rápida. Siento un latigazo cada vez más intenso en mi estómago. El corazón bombear más fuerte. Estoy al borde del clímax. Él lo sabe y eso lo excita más. Me tira del pelo mientras muerde su jugoso labio. Cierro los ojos con fuerza y llego por fin. Una sacudida de increíbles sensaciones me recorre. Estoy extasiada pero por algún extraño motivo no puedo parar, el placer sigue más y más en cada envestida.

-          Joder.. – Gime anunciando que está a punto. – No, no mierda... – Sale rápidamente de mí.

-          ¿Qué pasa?  - Pregunto alarmada.

-          No, nada, nada. Todo está bien, me fui fuera. – Explica jadeante y con una expresión de éxtasis en su cara.

Se separa de mí y se recuesta a mi lado. Nuestras respiraciones aceleradas poco a poco van calmándose. Comienzo a sentirme rara porque ninguno dice nada, tampoco me abraza. Me gusta que me abracen. Apenas me mira. Yo tampoco lo miro, no aparto mi mirada de la horrible lámpara de mimbre que cuelga del techo. No sé qué hacer, me estoy empezando a sentir estúpida y usada, no debería haber venido. Bueno, tranquila, te has acostado con un dios del destino, eso que te llevas. Multitud de pensamientos contradictorios, fruto de los prejuicios sociales y propios, revolotean en mi cabeza. Di algo por Dios.

-          ¿Estás bien? – Sus palabras rompen el silencio y me siento más aliviada.

-          Sí, ¿y tú? - Lo miro con una amplia sonrisa que me devuelve.

-          Claro, ha sido genial. – Responde mientras sus labios se acercan a los míos para regalarme un corto pico. – Cris, me sabe muy mal pero no puedes quedarte a dormir. –Se incorpora y comienza a vestirse.

-          ¡Ah! No te preocupes, si yo no tenía pensado... vamos que.. mañana tengo clase de yoga a primera hora – Mentira. Me incorporo y comienzo a vestirme también. Me siento fatal. Soy una tonta por pensar que podría ser especial para Alex.

Seré una de las tantas chicas con las que se acuesta, quizá hasta haga un ranking semanal; ahora simplemente seré un nombre dentro de esa lista. Espero estar en un buen puesto. Cristina, céntrate, eso no importa ahora.

-          Puedo acercarte si quieres – Propone.

-          No, saldré a la avenida y cogeré un taxi – Recojo la poca dignidad que me queda. Ahora que no intente arreglarlo porque sí, me ha echado de su piso.

-          No Cris, es tarde. Yo te llevo – Insiste

-          ¡Que no!, no hace falta que te molestes – Insisto más. Nada simpática y en un tono conciso.


-          Está bien, como quieras. – Le sonrío falsamente. Cojo mi bolso y me dirijo hacia la puerta. Él me sigue. Intento abrir la puerta pero tiene un mecanismo que no conozco, me pongo nerviosa y desisto resoplando. Él alarga su mano y la abre con destreza... 

10 comentarios:

  1. Definitivamente detesto a Álex. Por favor, que aparezca Rafa con chocolate y le de unos cuantos mimos a la pobre Cris. ¡Me ha encantado el fragmento de hoy! ¡Mañana más! :)

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    1. Gracias guapa por tus palabras cada día :):):) un besote!

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  2. Ves! Lo sabía!!!!! Odio a Alex, y muchooooo, para que cambie de parecer tendrá que redimirse a base de bien, porque por ahora pienso que es un capullo, encima no usa protección. Por favooooor que aparezca Rafa y la anime. Que larga se me va a hacer la espera :(
    Un besito

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    1. Jajaja bueno bueno a ver que pasa aun queda mucho... ;P
      Mañana mássssss! Raaafaaaaa veeeennnnn :D
      Un beso guapa!

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    2. Si, si, invoco el poder de Rafa jajajaja...a ver mañanaaaaa, estoy de los nervios!
      Un beso

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  3. Sera capullo este Alex que poco tacto el tio, ahora que hago yo sin saber que pasa, esto de leer por fragmentos me da ansiedad no puedoorrr quiero ya leerlo todo enterito

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  4. Yo soy de Rafita totalmente, un tio que hace lo que ha hecho y encima no usa proteccion, y encima la hecha de casa, vamos , que horror los pocos puntos que podia tener Alex lo ha perdido del tirón.

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  5. Lo q me faltaba por ver de Alex!! Si piensa volver a quedar con nuestra cris (por q ya forma parte de mi también)va a tener q arrastrarse por todo Sevilla primero y entonces empezaremos a pensarnos lo !!!Menos mal q esta Rafa para consolarla a base de chocolate cerveza y mismitos!! Rafa si q tiene las tres D !! Es grande lo que escribes sigue así guapa!! Un beso

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    1. Gracias guapísima! Como la vida misma siempre nos pillamos de los peores tíos ;P un besito!!

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